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¿Consciente del impacto de aquello que no ves?

Amanece un nuevo día en Madrid y veo las notificaciones de mi móvil. Siete mails no deseados, dos referentes a mi trabajo, algunos likes en mi última publicación, un aviso de una plataforma de streaming con su última serie y más de cincuenta notificaciones de diversos grupos de Whatsapp. Aún no salí de la cama y he generado un impacto cercano a 200 gramos de CO2.

Hoy hablamos de la huella de carbono digital, aquella que generamos por el mero hecho de usar nuestros dispositivos digitales en el transcurso del uso de datos.

4gr. de CO2 emite un correo no deseado.
0,02 g de CO2 eq cada tweet
136 g de CO2 producimos a ver nuestra serie favorita

Internet tiene una huella de carbono, aunque la red no sea visible. El consumo eléctrico del sector de la comunicación se sitúa entre el 6% y el 10% del consumo mundial. Trasladado a huella de carbono estamos hablando de un 3,8%.

Más en concreto, apuntan que un 30 por ciento de este consumo eléctrico corresponde a los centros de datos, un 40 por ciento a los cableados y antenas que transportan esos datos y el otro 30 por ciento restante se debería a los propios dispositivos de los usuarios (ordenadores, tableta, móviles, accesorios inteligentes, etc.). Según un estudio presentado por BackMarket y difundido en Europress.

Se estima que para 2030 esa cifra aumente al 21% de toda la energía eléctrica, incluido en gran medida el uso de Internet. La huella de carbono de la Web pronto podría llegar a igualar a la que genera el transporte mundial, el de mercancías y personas en conjunto.

El uso de la red es innegociable en un mundo globalizado como el actual. Pero nos gustaría ponerlo en cifras.

Las 390.000 toneladas de CO2 de Facebook pueden parecer muchas. Pero se quedan en nada si las comparamos con los más de 15 millones de toneladas de CO2 equivalente que Google reconoció haber generado en 2018. El dato incluye emisiones propias, emisiones derivadas del consumo energético y emisiones indirectas de proveedores. E indica que cada búsqueda que hacemos en Google es igual a unos 12 gramos de CO2 equivalente.

El impacto personal del uso de las redes de Facebook se encuentra en unos 150kg de CO2 al año, Netflix los supera por poco con 160kg de CO2. Si lo trasladamos a acciones unitarias el correo electrónico no deseado produciría 0.3 gramos de CO2, uno regular emitiría 4 gramos y uno con un archivo adjunto produciría 50 gramos. La energía que se necesita para enviar un tweet genera 0.02 gramos de CO2. Con 500 millones tweets enviados diariamente, se genera un total de 10 toneladas métricas de CO2 por día.

Cada post que leemos, cada publicación en redes sociales, cada filtro de Instagram, cada hilo de Twitter, cada vídeo de TikTok, cada streaming en Netflix, cada lista de reproducción en Spotify… Todo lo que hacemos en el mundo digital implica un CO2 equivalente, una medida en la que se suman todos los gases de efecto invernadero emitidos, convirtiendo los que no son CO2 a su equivalencia en dióxido de carbono, como explicábamos en nuestro primer post esto sería la huella de carbono y en concreto la digital.

Consumo de energía directa de Netflix: Netflix (2020). Environmental Social Governance. 2019 Sustainability Accounting Standards Board (SASB) Report.

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